A casi 15 de haber dado a luz todavía no puedo creer todo lo que viví, sentí y superé. Muchas cosas no las recuerdo con claridad y las que recuerdo cuando pienso en ellas se me llenan los ojos de lagrimas al igual de cuando veo estas fotos. Todo ha sido tan intenso, tan salvaje, tan vulnerable, tan mamífero que todavía me parece una nebulosa.
Les comparto la historia de mi parto con mucho orgullo porque ha sido un momento transcendental y maravilloso en mi vida pero, también con mucha humildad porque ha sido lo más duro, crudo, salvaje que he vivido. Es algo que me ha conectado con lo más natural y mamífero de mi ser.
Mi parto salió un poco diferente a la planeado pero ¿cuándo han salido las cosas como las planeamos en la maternidad? ? Nunca. Sin embargo, todo fue perfecto, tal como se lo pedí a Dios al dejar todo en sus manos. Porque los mejores planes son los de Él y no los nuestros.
Como muchas saben vivo en Liberia, que queda a unas 4 horas de San José. Mi deseo era tener un parto en casa y cuando me puse a buscar las opciones que habían disponibles en esta área ninguna era una atender el parto en casa si no solamente en el hospital. Las únicas personas que ofrecían este servicio estaban en San José. Después de muchas conversaciones con mi esposo decidimos que iríamos a tener al bebé a San José para poder tenerlo en una casa que unos amigos nos prestarían y el parto iba a ser atendido por una enfermera obstetra y un ginecólogo. Hubiera deseado tenerlo en mi casa pero no tenía esa opción. Cuando llegaron las 38 semanas que fue un día jueves nos fuimos para San José con mi hijo mayor que solamente iba a estar conmigo hasta el lunes siguiente ya que yo podía tardar varias semanas sin empezar la labor.
El domingo en la noche lloré al dormir a mi hijo mayor sabiendo que al día siguiente no lo iba a ver más hasta que llegara a nuestra casa con su hermanito, pero al ser la 1 am de la mañana me dieron ganas de orinar y al hacerme a levantar de la cama reventé fuente. Mi esposo se despertó y me llevó al baño y empezamos a reírnos de la ilusión y también al ver de que él y Lu ya no podían devolverse a Liberia, si no que nos íbamos a devolver todos con el bebé en los próximos días.
Inmediatamente les escribí a mi doula Marilau y a mi partera para avisarles de que había reventado fuente y me acosté a descansar lo que pudiera según ellas me recomendaron. Empecé con dolores como de menstruacion fuertes y apenas fue que pude descansar pero a la mañana se detuvieron. Así estuve por dos días, con contracciones intermitentes durante el día y contracciones fuertes, largas y seguidas durante la noche acompañada siempre de mi doula, mi esposo y mi hijo que intentaban darme confort.
Ya para el martes en la noche estaba agotada, ya el dolor me superaba, ya no estaba del todo consciente si no que estaba entrando en un trance salvaje, conectada completamente con el parto y no recuerdo muchas cosas. Mi partera me tactó y a esa hora apenas tenia 4 cm de dilatación y yo ya no daba. Mi partera me indicó que posiblemente mi cuerpo por alguna razón no estaba produciendo suficiente oxitocina lo cual no me permitía entrar en una labor activa de parto y que posiblemente necesitaba un poco de ayuda.
Me metí a la ducha con mi esposo y le dije con lágrimas en mis ojos: no lo voy a lograr, ya no aguanto, quiero que me pongan epidural porque ya no aguanto una contracción más. Esa decisión me costó tomarla porque sabía que ya no podía tener el parto en casa que deseaba pero la tomé consciente de que necesitaba ayuda. Al salir se lo dije a mi partera y me dijo que para que en el hospital me pusieran epidural al menos tenía que estar en 6 cm de dilatación. Entonces que la mejor opción era hacer el traslado al hospital para aplicarme oxitocina artificial y me informó de todos los pros y contras y efectos que podía tener. Hicimos el traslado al hospital rápido pero no de emergencia en nuestro carro y duramos unos 10 minutos. Yo ya me había preparado para esa opción y tenía ambos bolsos listos. Llegamos al hospital privado y entramos caminando mi doula, la partera y yo. Cada 10 pasos venía una contracción y mis piernas se desvanecían y ellas me sostenían.
Mientras mi esposo hacía el proceso de admisión me dieron una habitación y mi doula apagó todas las luces y el aire acondicionado para hacer un ambiente más calido para mí y las únicas luces eran focos. El enfermero del hospital me tactó y dijo que estaba en 4 cm de dilatación y yo inmediatamente agarré a mi doula y le dije: Mari no aguanto, por fa ayúdame, quiero una cesárea porque no aguanto. Por su cara y expresión sé que vio mi desesperación y de que ya el dolor y lo que sentía me estaba superando. El ginecólogo no llegaba y los segundos se me hacían eternos. Mi esposo llegó a los 15 minutos a la habitación y en eso tuve un subonazo de energía y le dije o más bien le grité a mi Partera y doula que tenía ganas de pujar. Recuerdo claramente que ambas se volvieron a ver como pensando: imposible porque te acaban de tactar y estabas en 4 cm. Entonces mi partera me tactó y solo recuerdo que dijo con voz de asombro: esta completa. Me pusieron de medio lado rápidamente en la cama de la habitación, mi esposo me agarraba una de las piernas y me la subía y empecé a pujar y a gritar. Pero no de dolor. No sé cómo explicarlo pero eran gritos o gemidos de animal, instintivos. Solo escuchaba a lo lejos: ahí viene. Franco nació en solo 6 pujadas, en menos de dos minutos desde que empecé a pujar y a sólo estar 20 minutos en el hospital, en la habitación oscura, calientita, con focos como luces, sin oxitocina artificial, sin epidural, con el equipo y las personas que querían que me acompañaran.
No sabemos qué pasó, cómo dilaté tan rápido en unos pocos minutos que estuve en el hospital pero LO LOGRÉ, cuando pensé que no lo iba a lograr. Mi bebé decidió que quería nacer en el hospital y gracias a Dios nació sano, fuerte, tuvimos contacto piel con piel de forma ininterrumpida inmediatamente después del parto, tuvo el corte óptimo del cordón, la hora de oro, lactancia a libre demanda tal como si hubiera tenido mi parto en casa.
Mi fotógrafa salió de la habitación cuando me tactaron en el hospital y no le dio tiempo de estar en el expulsivo. Franco nació tan rapido que no le dio tiempo de llegar pero logró captar mi post parto inmediato que ha sido uno de los momentos más chivas de mi vida donde mas me he sentido poderosa.
No tuve el parto en casa que anhelaba pero los plan b a veces suelen salir mejor que lo primeros. Y este fue uno de ellos.
Le doy gracias infinitas a Dios porque siempre estuvo ahí agarrandome de la mano. Siempre lo sentí y gracias a Gloria y honra de él todo salió perfecto. Gracias infinitas también a mi doula @maternity_lifecaring Mari tu acompañamiento fue crucial en mi parto, no me dejaste sola nunca y sé que nunca dudaste de mi capacidad de parir, gracias por estar ahí desde mi embarazo y aún al día de hoy. Sin vos no lo hubiera logrado y gracias por haber sido la persona que me hizo enamorarme del parto vaginal y querer intentarlo. Cada abrazo, cada palabra fueron aliento en esos momentos donde sentía que no podia. Te quiero muchísimo. Gracias enormes a mi esposo @adrian_sibaja_cr Gracias por apoyarme en cada decisión que tomé sobre mi cuerpo y sobre mi parto? Sé que muchas veces dudaste pero nunca me lo demostraste y sin tu compañía y apoyo tampoco lo habría logrado. Te amo con todo mi corazón.
Y gracias a mi fotógrafa @now6weare porque aunque hasta ese día nos conocimos en persona fuiste un apoyo increíble con pocas palabras y con una oración que la recordaré toda mi vida. Gracias por darme estos recuerdos que muchos ya no están en mi cabeza y que los podré atesorar toda mi vida.
Nuestro cuerpo es increíble y es una gran bendición la que tenemos de poder crear vida y traerla al mundo?✨